Caminaba por la calle. Caminaba sola. Llevaba la ropa echa jirones, el pelo enmarañado y la cara llena de golpes.
Fue una princesa hacia tiempo. Lejanos quedaban ya esos tiempos de mimos y cuidados. La princesa había despertado y había decidido conocer todo aquello que le había sido vedado cuando era una niña. Decidió cambiar las bailarinas doradas por los zapatos de tacón negros y los dulces vestiditos rosas por los vaqueros y los escotes.
Conoció a su príncipe azul. Ismael dicen unos que se llamaba, Iván dicen otros… pero en realidad el nombre no nos importa, tan solo queremos saber su historia y la de la princesa. Ella despertó de su aletargo y él estaba allí para esperarla. Su adorable carita de querubín: sus rizos rubios y sus celestes ojos… La arrastraron; a ella y a su sentido común. A su parecer y visto tras los ojos de princesa fueron unos meses maravillosos, a la vista de los plebeyos… la situación no fue ni mucho menos agradable.
“Ven conmigo esta noche” Dijo él. Ella aceptó y se puso todo lo guapa que pudo solo para él. Se marchó de palacio y fue a su encuentro tras cambiar su carroza por un simple autobús público. Al llegar vio que su príncipe no estaba solo y descubrió que no era tan encantador: estaba muy borracho, se había estado metiendo y sus amigotes revoloteaban junto a él en el mismo o en peor estado. Fueron para nuestra princesa unas horas terribles, en las que se dio cuenta de que los verdaderos príncipes azules no existen y que aquel solo era el caballero negro disfrazado de príncipe en su cuento.
Caminaba por la calle. Caminaba sola. Llevaba la ropa echa jirones, el pelo enmarañado y la cara llena de golpes. Su príncipe junto a sus amigos la habían violado y después solo por pura diversión la había golpeado hasta aburrirse.
Ahora es una princesa de nuevo… una princesa de vestido ajado, pelo enmarañado, corona caída y zapatos rotos. Una princesa que será futura reina de un país; país que gobernará junto a su bebé portador de SIDA, igual que su madre y que su querido padre, el príncipe azul.
Es una princesa víctima de su propio cuento de hadas vacío.
Fue una princesa hacia tiempo. Lejanos quedaban ya esos tiempos de mimos y cuidados. La princesa había despertado y había decidido conocer todo aquello que le había sido vedado cuando era una niña. Decidió cambiar las bailarinas doradas por los zapatos de tacón negros y los dulces vestiditos rosas por los vaqueros y los escotes.
Conoció a su príncipe azul. Ismael dicen unos que se llamaba, Iván dicen otros… pero en realidad el nombre no nos importa, tan solo queremos saber su historia y la de la princesa. Ella despertó de su aletargo y él estaba allí para esperarla. Su adorable carita de querubín: sus rizos rubios y sus celestes ojos… La arrastraron; a ella y a su sentido común. A su parecer y visto tras los ojos de princesa fueron unos meses maravillosos, a la vista de los plebeyos… la situación no fue ni mucho menos agradable.
“Ven conmigo esta noche” Dijo él. Ella aceptó y se puso todo lo guapa que pudo solo para él. Se marchó de palacio y fue a su encuentro tras cambiar su carroza por un simple autobús público. Al llegar vio que su príncipe no estaba solo y descubrió que no era tan encantador: estaba muy borracho, se había estado metiendo y sus amigotes revoloteaban junto a él en el mismo o en peor estado. Fueron para nuestra princesa unas horas terribles, en las que se dio cuenta de que los verdaderos príncipes azules no existen y que aquel solo era el caballero negro disfrazado de príncipe en su cuento.
Caminaba por la calle. Caminaba sola. Llevaba la ropa echa jirones, el pelo enmarañado y la cara llena de golpes. Su príncipe junto a sus amigos la habían violado y después solo por pura diversión la había golpeado hasta aburrirse.
Ahora es una princesa de nuevo… una princesa de vestido ajado, pelo enmarañado, corona caída y zapatos rotos. Una princesa que será futura reina de un país; país que gobernará junto a su bebé portador de SIDA, igual que su madre y que su querido padre, el príncipe azul.
Es una princesa víctima de su propio cuento de hadas vacío.
2 comentarios:
Viva! Tras 6,7 u 8 meses, Marta SE HA DIGNADO A ESCRIBIR. BIEN!!!
Que espacio tan más bonito has creado.
Siempre sonríe C:
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